Llegar a ser uno mismo

Carl G. Jung denominó al tránsito hacia el convertirse en uno mismo, con el nombre de proceso de individuación. En este sentido, ser realmente un individuo estaría implicando la condición de no estar internamente dividido, ser íntegro de una sola pieza. Para llegar a ese grado de cohesión psicológica, la persona tiene que atravesar una serie de transmutaciones internas que Jung describía a través de los símbolos de la antigua alquimia: ir de lo denso (el plomo) a lo precioso (el oro, símbolo solar que representa el ser dado que oro nunca se corrompe: cualesquiera sean las condiciones en que se encuentre, siempre seguirá siendo oro).

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